segunda novela de la trilogía, centrada de nuevo en el marco incomparable de Nueva Zelanda, pero esta vez, en lugar de desarrollarse en las granjas de ovejas, vemos reflejada la dura vida en las minas de carbón.
Excelente continuación de la saga, en la que nos encontramos nuevamente con dos protagonistas femeninas descendientes de los personajes de la primera novela, las dos nietas de Gwyneira. Ambas son primas aunque apenas se conocen, pero son muy diferentes entre sí.
Elaine, delicada,
ingenua, enamoradiza y muy insegura, no solo ha heredado de su abuela la
cabellera rojiza y su piel blanca sino también el espíritu aventurero, la pasión por la naturaleza, los caballos y los perros pastores.
Kura, mestiza de gran belleza con ideas muy
claras, a pesar de ser la heredera del rancho de su abuela, no tiene el menor
interés por las ovejas y las grandes llanuras. Su aspiración
es llegar a ser una gran cantante de ópera y triunfar en todo el mundo. Tiene un gran oido musical y una prodigiosa voz que se unen a un físico exótico donde predominan los rasgos maoríes heredados de su madre.
Aunque la relación
entre ellas nunca ha sido buena, un acontecimiento hace que pasen de la
indiferencia al odio más profundo, lo que
marcará sus
vidas para siempre.
Sarah Lark |
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